Poderosa oración al espíritu santo
Ante la gran multitud de testigos celestiales, te ofrecemos, Espíritu Eterno de Dios, a nuestro hijo/hija . Ayúdale a adorar el resplandor de Tu pureza, la rectitud infalible de Tu justicia y la naturaleza incondicional de Tu amor. Tú eres la fuerza y la luz de su alma; ayúdale a darse cuenta de ello. En Ti vive, se mueve y tiene su ser. Que nunca te ofenda con la infidelidad, y te pedimos que le inculques el deseo de evitar hasta el más pequeño pecado contra Ti. Guarda misericordiosamente cada uno de sus pensamientos y haz que siempre esté atento a Tu luz, escuche Tu voz y siga Tus inspiraciones. Enséñale a aferrarse a Ti y a entregarse a Ti. Te pedimos que, por tu compasión, veles por él en su debilidad y fortalezcas su decisión de conocer y cumplir tu voluntad. Te suplicamos, Espíritu Santo, que mantengas a siempre en Tu gracia. Dale gracia, oh Espíritu Santo, Espíritu del Padre y del Hijo, para decirte siempre y en todo lugar: “Habla Señor que Tu siervo escucha.” Amén.
Comentarios
Ven, Espíritu de Conocimiento, bendícenos y concédenos la gracia de amar a la Iglesia y encontrar en ella una guía segura para la verdad y el servicio a la voluntad de Dios, especialmente en nuestras relaciones en el hogar y en nuestras familias extensas.
Ven, oh Consolador, bendícenos y concédenos la gracia de reconocer y responder con amor cuando otros están necesitados o sufren injusticias o abusos. Que estemos dispuestos a ayudarles a encontrar seguridad y refugio.
Ven, Espíritu de Sabiduría, bendícenos y concédenos la gracia de conformar plenamente nuestras vidas a la santa Palabra de Dios, para que tengamos compasión unos de otros, especialmente de los que son pobres, están solos o tienen miedo.
Ven, Espíritu de Piedad, y bendice a todos los niños y jóvenes para que resistan a las tentaciones que les alejan de una vida santa y feliz. Que tengan buenos ejemplos en sus hogares, escuelas y sociedad, y lleguen a ser verdaderos testigos del amor de Dios en el mundo.
Ven, oh Espíritu de fortaleza, y fortalece a todos los que están casados o piensan casarse y anímalos en su vocación de servicio a la comunidad. Fortalece también a los separados y divorciados, para que tengan valor y permanezcan bajo tu cuidado. Condúcelos hacia un futuro lleno de esperanza.
Efesios 5
Me esforzaré hoy por llevar una vida sencilla, sincera y serena, repeliendo con prontitud todo pensamiento de descontento, ansiedad, desaliento, impureza y egoísmo; cultivando la alegría, la magnanimidad, la caridad y el hábito del santo silencio; ejercitándome en la economía en los gastos, la generosidad en las limosnas, el cuidado en la conversación, la diligencia en el servicio señalado, la fidelidad a toda confianza y una fe filial en Dios.
Concédenos, Señor, paciencia para seguir tu camino. Que nuestra confianza no descanse en nuestro propio entendimiento, sino en tu mano que nos guía; que nuestros deseos no sean para nuestra propia comodidad, sino para el gozo de tu reino; porque tu cruz es nuestra esperanza y nuestro gozo ahora y hasta el día de la eternidad. Amén.
Dios santo, tu conocimiento de mí supera lo que yo capto o veo en cualquier momento; me conoces mejor de lo que yo me conozco a mí mismo. Ahora, ayúdame a confiar en tu misericordia, a verme a la luz de tu santidad, y concédeme la gracia de tener verdadera contrición, hacer una confesión honesta, y encontrar en ti el perdón y la remisión perfecta. Amén.
Colosenses 3
“Este es el misterio de Pentecostés: El Espíritu Santo ilumina el espíritu humano y, revelando a Cristo crucificado y resucitado, indica el camino para parecerse más a Él, es decir, para ser ‘imagen e instrumento del amor que brota de Cristo’”. (Benedicto XVI, 4 de junio de 2006)
Querido Padre, en nombre de mi Señor Jesucristo, te pido que suscites en mí la plenitud de tu Espíritu Santo. Ayúdame a crecer en mi relación con la Tercera Persona de tu Santísima Trinidad y a vivir en su poder y utilizar sus dones.
Señor Jesús, Tú prometiste: “El Consolador, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, os enseñará todas las cosas y os recordará todo lo que yo os he dicho” (Juan 14, 26). Ayúdame a recordar que no lo sé todo, y que eso está bien, porque el Espíritu Santo lo entiende todo. Lléname del Espíritu Santo y de su comprensión de todo lo que sucede en mi vida.
Oh Espíritu Santo, Jesús le pidió al Padre que me diera el Espíritu de la Verdad (Juan 14:17). Ayúdame a reconocerte en las Escrituras. Abre mi mente para que comprenda Tus verdades, y abre mi corazón para que acepte Tus verdades con fe, incluso antes de llegar a comprenderlas correctamente.