Bendito Y Alabado Sea El Santisimo Sacramento Del Altar Oracion
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Bendito y alabado sea el santísimo sacramento del altar oración

Maria Asunción
Maria Asunción

Bendición alabanzas divinas

La oración es el corazón de lo que somos como parroquia. Pasar tiempo ante el Santísimo Sacramento nos lleva de vuelta a Dios, nos recuerda las virtudes del silencio y la humildad, y renueva nuestros propios espíritus en este ajetreado mundo. Todos los sábados, de las 12.00 a las 15.00 horas, tenemos la oportunidad de orar en silencio en presencia del Señor. Únete a nosotros. Deja que tu espíritu respire, en presencia de Aquel que puso el aliento en ti.

Señor Dios nuestro, tú nos has dado el verdadero pan del cielo. Que con la fuerza de este alimento caminemos siempre contigo, vivamos siempre de tu vida y resucitemos en la gloria en el último día. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

Las alabanzas divinas Bendito sea Dios. Bendito sea su santo nombre. Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre. Bendito sea el nombre de Jesús. Bendito sea su Sacratísimo Corazón. Bendita sea su preciosísima sangre. Bendito sea Jesús en el santísimo sacramento del altar. Bendito sea el Espíritu Santo, el Paráclito. Bendita sea la gran Madre de Dios, María santísima. Bendita sea su santa e inmaculada concepción. Bendita sea su gloriosa asunción. Bendito sea el nombre de María, Virgen y Madre. Bendito sea San José, su castísimo esposo. Bendito sea Dios en sus ángeles y en sus santos.

Bendito y alabado sea el santísimo sacramento del altar oración 2022

Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día y perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; y no nos dejes caer en la tentación, mas líbranos del mal.

Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte.

San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla. Sé nuestra defensa contra la maldad y las asechanzas del Diablo. Que Dios lo reprenda, te lo pedimos humildemente, y tú, oh Príncipe de las huestes celestiales, con el poder de Dios, arroja al infierno a Satanás y a todos los espíritus malignos, que merodean por el mundo buscando la ruina de las almas.

Dios mío, de todo corazón me arrepiento de mis pecados. Al elegir hacer el mal y dejar de hacer el bien, he pecado contra ti, a quien debería amar sobre todas las cosas. Me propongo firmemente, con tu ayuda, hacer penitencia, no pecar más y evitar todo lo que me lleve a pecar. Nuestro Salvador Jesucristo sufrió y murió por nosotros. En su nombre. Dios mío, ten piedad.

Gloria patri

Este breve servicio de adoración de la presencia de Nuestro Señor en el Santísimo Sacramento ofrece a los fieles la oportunidad de adorarlo mientras Él extiende su vida resucitada y glorificada en el cielo para estar presente sacramentalmente con su pueblo en la tierra. Tiene su origen en la elevada devoción de los fieles a la Presencia de Cristo en los Dones Eucarísticos y en la práctica de concluir las devociones extralitúrgicas bendiciendo a los fieles con algún objeto sagrado relacionado con la devoción, como un crucifijo, una reliquia de un santo o el Pan Consagrado de la Eucaristía. La bendición puede hacerse con una custodia o un copón. Puesto que el único fin divinamente ordenado de los Sacramentos es “que los usemos debidamente”, la Bendición no puede considerarse en ningún caso un sustituto de la asistencia a la Eucaristía y de la recepción de la Sagrada Comunión; es, más bien, una ayuda suplementaria en nuestra devoción a Jesús.

Sacerdote Oremos: Oh Dios, que en este admirable Sacramento nos has dejado un perpetuo memorial de tu Pasión: Concédenos, te suplicamos, venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que podamos percibir siempre en nosotros el fruto de tu redención; que vives y reinas, por los siglos de los siglos. Amén.

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De pie, el sacerdote canta o dice:Oremus Oremos,Deus qui nobis sub Sacramento mirabili.           Oh Dios, que en este maravilloso Sacramentpassionis tuae memoriam reliquisti; nos dejaste un memorial de tu pasión;tribue, quaesumus, ita mos Corporis et te pedimos que honremosSanguinis tui sacra mysteria venerari, los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre,ut redemptionis tuae fructum para que sintamos continuamente dentro de nosotrosin nobis iugiter sentiamus.                                                         Qui vivis et regnas in saecula saeculorum.     Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Las Alabanzas Divinas(cada Alabanza repetida después del Sacerdote)¡Bendito sea Dios!¡Bendito sea su Santo Nombre!¡Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre!¡Bendito sea el Nombre de Jesús!¡Bendito sea su Sacratísimo Corazón!¡Bendita sea su Preciosísima Sangre!¡Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar!¡Bendito sea Jesús, la Divina Misericordia! Bendito sea el Espíritu Santo, el Paráclito¡ Bendita sea la gran Madre de Dios, María Santísima¡ Bendita sea su santa e Inmaculada Concepción¡ Bendita sea su gloriosa Asunción¡ Bendito sea el nombre de María, Virgen y Madre¡ Bendito sea san José, su castísimo esposo¡ Bendito sea Dios en sus ángeles y en sus santos!

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