Oración de san agustín a jesús
“Y los hombres van al extranjero para admirar las alturas de las montañas, las poderosas olas del mar, las amplias mareas de los ríos, la brújula del océano y los circuitos de las estrellas, pero pasan por alto el misterio de sí mismos sin pensar en ello.”
“¿Qué aspecto tiene el amor? Tiene las manos para ayudar a los demás. Tiene los pies para acudir al pobre y al necesitado. Tiene ojos para ver la miseria y la necesidad. Tiene oídos para oír los suspiros y las penas de los hombres. Así es el amor”.
“Tarde te he amado, belleza tan antigua y tan nueva: tarde te he amado. Y mira, tú estabas dentro y yo estaba en el mundo exterior y te buscaba allí, y en mi estado sin amor me sumergí en esas encantadoras cosas creadas que tú hiciste. Tú estabas conmigo y yo no estaba contigo. Las cosas hermosas me mantenían lejos de ti, aunque si no tenían su existencia en ti, no tenían existencia alguna. Llamabas y gritabas fuerte y rompías mi sordera. Eras radiante y resplandeciente, y pusiste en fuga mi ceguera. Eras fragante, y aspiré mi aliento y ahora jadeo tras de ti. Te saboreé, y no siento más que hambre y sed de ti. Me has tocado, y estoy ardiendo por alcanzar la paz que es tuya”.
Qué es la oración según san agustín
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Al decirte estas cosas a ti, que, siendo viuda, rica y noble, y madre de familia ilustre, me has pedido un discurso sobre la oración, he querido hacerte sentir que, aunque tu familia te sea indemne, y vivas como desearías, estás desolada mientras no alcances aquella vida en la que está el verdadero y permanente consuelo, en la que se cumplirá lo que dice la profecía: Nos saciamos por la mañana de Tu misericordia, nos alegramos y nos regocijamos todos nuestros días; nos alegramos según los días en que nos has afligido, y los años en que hemos visto el mal.
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Ya has oído qué clase de persona debes ser si quieres orar; oye, a continuación, por qué debes orar. Este es el tema sobre el cual habéis creído más necesario pedir mi opinión, porque os han turbado las palabras del apóstol: No sabemos por qué debemos orar como conviene; Romanos 8:26 y os alarmasteis por si os hiciera más daño orar de otro modo que desistiendo de orar del todo. Una breve solución a su dificultad puede darse así: Orad por una vida feliz. Esto es lo que todos los hombres desean tener; porque incluso aquellos cuyas vidas son las peores y las más abandonadas no vivirían de ninguna manera así, a menos que pensaran que de esta manera se les hiciera o pudiera hacérseles verdaderamente felices. Ahora bien, ¿qué otra cosa debemos pedir sino aquello que tanto los malos como los buenos desean, pero que sólo los buenos obtienen?
Agustín sobre la oración pdf
Te ruego, Dios mío, que me permitas conocerte y amarte para que sea feliz en Ti. Y aunque no pueda hacerlo plenamente en esta vida, haz que mejore de día en día hasta que pueda hacerlo plenamente. Permíteme conocerte más y más en esta vida, para que pueda conocerte perfectamente en el cielo.
Permíteme conocerte más y más aquí, para que pueda amarte perfectamente allá, para que mi gozo sea grande en sí mismo aquí, y completo en el cielo contigo. Oh Dios veraz, permíteme recibir la felicidad del cielo que Tú prometes para que mi alegría sea plena. Mientras tanto, que mi mente piense en ella, que mi lengua hable de ella, que mi corazón la anhele, que mi boca hable de ella, que mi alma tenga hambre de ella, que mi carne tenga sed de ella, que todo mi ser la desee, hasta que pueda entrar a través de la muerte en el gozo de mi Señor, para continuar allí para siempre, por los siglos de los siglos. Amén
Citas de San Agustín sobre la fe y la razón
La fuente más conocida sobre la oración en Agustín es la Carta 30 a Proba, que recorre progresivamente las líneas del Padre Nuestro. Aunque no es un tratado sobre la oración, sus Enarrationes in Psalmos dan una idea de cómo entendía Agustín la relación de Cristo y la Iglesia en la oración. Asimismo, sus Confesiones se consideran una larga oración escrita.
Aunque las referencias a la oración son frecuentes en muchos de sus escritos, hay que admitir que no describió ni promovió ningún método o sistema de oración. Sin embargo, hizo algunas distinciones entre tipos de oración, como la laus (alabanza en latín) y la oratio (palabra latina que usaba generalmente para las oraciones de petición). En distintos escritos, abordó diversos aspectos de la oración de petición. Describió la oración como anhelo: nuestro deseo de Dios era en sí mismo una forma de oración petitoria sin palabras.
Veía la oración como pedagogía, porque lo que buscábamos se refinaba (y tal vez incluso nuestras peticiones cambiaban) bajo los impulsos de un Dios receptivo que fortalecía y modificaba nuestro anhelo. La oración era instructiva, porque a través de nuestra relación de oración Dios dirigía y fortalecía nuestro deseo de eternidad. Para Agustín, la vida cristiana en la tierra era una peregrinación hacia el cielo, y la oración era el modo en que el cristiano mantenía y aumentaba su deseo de alcanzar la meta de la felicidad eterna. La oración era el anhelo del corazón por Dios.