Lauren Alaina – Three (Lyric Video)
La Oración a Santa Elena es muy efectiva y poderosa, cuando se trata de salvar y fortalecer la relación de pareja, si quieres saber cómo lograrlo, te invitamos a leer este artículo, donde te enseñaremos a pedir su intercesión en asuntos tan importantes del amor, para que el amor sea correspondido.
Cuando ves que los cimientos de tu relación se tambalean y más cuando hay un hogar, ante esta situación tomas la decisión de apoyarte en la fe y pedir la asistencia espiritual de Santa Elena para que interceda por ti ante la necesidad de permanecer a tu lado. a ese hombre, por lo que realizas las siguientes oraciones buscando que recapacite y se quede contigo, y se restablezcan los cimientos del compromiso que tenían, estando convencida de que quedarse es la mejor opción y así cambiar la idea de irse.
En esta oración, se pide al santo para que el ser amado nunca te deje y se quede en la desesperación hasta que comprenda que su destino amoroso está sólo contigo. Realiza la siguiente oración durante siete días seguidos con un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria.
Ellie Goulding – Beating Heart (Vídeo oficial)
Fue la riqueza del alma, más que la riqueza material y el prestigio, lo que caracterizó las acciones de Santa Elena, y eso incluso antes de su conversión de adulta. Humildad, generosidad y dedicación al prójimo se desprenden de la escasa información de que disponemos sobre su vida.
Elena nació probablemente a mediados del siglo III, en la ciudad de Drepanum, en Asia Menor. Más tarde, cuando su hijo se convirtió en emperador, la ciudad pasó a llamarse Helenópolis en su honor. Según San Anselmo, de joven trabajó como moza de cuadra. La modestia y virtud de Helena atrajeron la atención de un joven funcionario romano, Constancio Cloro, que la tomó como esposa a pesar de la diferencia de estatus social. Acompañó a Constancio a los Balcanes y, poco después del año 270, dio a luz a su único hijo, Constantino.
Constancio continuó ascendiendo en las filas del ejército romano, y finalmente recibió el título de “César” en el sistema político conocido como la Tetrarquía, bajo los coemperadores Diocleciano y Maximiano. En esa época, por razones políticas, se vio obligado a repudiar a Helena y casarse con la hija de Maximiano. Lejos de su familia y del hijo que había criado con dedicación y amor, Helena, sin embargo, nunca perdió la esperanza. Permaneció en la sombra mientras su hijo ascendía a un puesto en la corte de Diocleciano.
Hélène Ségara, Joe Dassin – Salut (Extrait)
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Anillo Confía en Dios
Helena se casó más tarde con un joven funcionario romano, Constancio Cloro, que la tomó como esposa a pesar de su diferencia de estatus social. Hacia el año 270 dio a luz a su primer hijo, Constantino.
Constancio ascendió rápidamente en las filas del ejército romano y, por motivos políticos, se vio obligado a repudiar a Helena y casarse con otra. Helena se mantuvo a distancia mientras observaba el ascenso de su hijo en la corte de Diocleciano.
En 305, Constacio, ahora Augusto, y Constantino fueron a Britania para luchar contra los pictos. Constantino se convirtió en emperador cuando su padre murió inesperadamente en York. Como nuevo emperador, su primera acción fue llamar a su madre Helena.
Poco después de la llegada de su hijo, Helena se convirtió al cristianismo. Su fe la impulsó a ocuparse de los pobres, cubriendo sus necesidades con generosas limosnas. También trabajó para liberar a los prisioneros y a quienes eran enviados a las minas o al exilio.
El reinado de Constantino empeoró cuando ordenó la muerte de su hijo y la de su segunda esposa. La tragedia familiar empujó a Helena a peregrinar a Tierra Santa en 326. Allí ordenó la construcción de la basílica de Basilea. Allí ordenó la construcción de las basílicas de la Natividad en Belén y de la Ascensión en el Monte de los Olivos. Las obras fueron supervisadas por Helena, cuya fe se vio recompensada cuando se descubrió la Vera Cruz. La identidad de la Cruz se confirmó cuando un hombre muerto fue depositado sobre el madero y recobró milagrosamente la vida. Helena entregó a Constantino los tres clavos de la Crucifixión.