Oración contra el ataque espiritual
La Sagrada Escritura nos dice que las armas de nuestra guerra no son carnales. Son espirituales; poderosas por medio de Dios para abolir las fortalezas del mal. En otras palabras, nos enfrentamos a elementos espirituales del mal que no son físicos, aunque a menudo lo parezcan. Se nos advierte que el diablo, ángel caído y ser espiritual, es el autor de todo mal en la tierra… y necesitamos a Dios para estar protegidos de sus ataques.
No es sabio para un creyente (o para cualquiera en realidad) ser ignorante en cuanto a buscar la protección de Dios contra el mal. Cuando ignorante y arrogantemente nos convencemos a nosotros mismos de que podemos enfrentarnos a la guerra espiritual por nosotros mismos, con nuestras propias fuerzas, las cosas se vuelven cada vez más difíciles. Lo admitamos o no, necesitamos a Dios y Su poder – especialmente ahora porque la maldad del diablo aumenta cada día.
El Salmo 91:1 afirma que “el que habita en el lugar secreto del Altísimo morará bajo la sombra del Todopoderoso”. La protección contra el mal es segura si sabes quién eres en Jesucristo. El Salmo 82:5 dice “no saben, ni entenderán, andan en tinieblas… todos los fundamentos de la tierra están fuera de curso”. Como se ha dicho, una de las razones por las que somos derrotados por el diablo es por el orgullo y la arrogancia. Otra es la ignorancia de quienes somos en Cristo. La Biblia confirma que quien está en Cristo está por encima de todo. Si somos vencedores en Cristo, pero este hecho no hace nada si no creemos que es verdad.
Oración de exorcismo
Elimina cualquier maldición, condición cruzada o hechizo que pueda estar sobre ti. Romper una maldición, desterrar la mala suerte, deshacerse de la energía negativa, poner fin a los malos hábitos, enviar lejos los espíritus no deseados, desterrar visitante no deseado, etc. Eliminar energías negativas y entidades malignas. Rompe cualquier maldición que se haya pronunciado sobre ti.
En cuanto empieces a sentirte estresado, háblate a ti mismo con palabras claras, suaves y alentadoras que te ayudarán a interceder en el ciclo del estrés y a volver a la calma. Elimina los desechos energéticos para limpiarte espiritualmente. Aléjate de las fuerzas negativas que han consumido tu vida. Deja espacio para que se apodere de ti una energía positiva edificante.
Oración: “En el nombre de los grandes y victoriosos elementos. Invoco a las fuerzas ancestrales. Para aplastar y eliminar todas las entidades negativas, todas las maldiciones y cruces. Romper y disolver. Bendice y libera. Como es ahora, que así sea. AMÉN”.
Nuestros antepasados utilizaban aceites espirituales en sus rituales y ceremonias hace cientos, incluso miles de años. Muchas personas creen que los aromas del aceite espiritual pondrán fin a las condiciones adversas y abrirán el camino para que la suerte, el amor, el dinero y la felicidad entren en sus vidas. El aroma le ayudará a mantenerse bien y a sentirse más vivo, más lúcido y más estable y equilibrado emocionalmente. Los poderes curativos de hierbas, plantas y raíces para facilitar la curación de la mente, el cuerpo y el espíritu.
Oración de guerra espiritual
El sacerdote delegado por el Ordinario para desempeñar este oficio debe confesarse primero o, al menos, suscitar un acto de contrición y, si es conveniente, ofrecer el santo Sacrificio de la Misa e implorar la ayuda de Dios con otras oraciones fervorosas. Se reviste con sobrepelliz y estola morada. Teniendo ante sí a la persona poseída (que debe ser atada si hay algún peligro), traza la señal de la cruz sobre ella, sobre sí mismo y sobre los circunstantes, y luego los rocía a todos con agua bendita. Después se arrodilla y recita las letanías de los santos, sin incluir las oraciones que siguen. Todos los presentes responden.
Las Letanías de los Santos se utilizan en la ordenación, las Cuarenta Horas, las procesiones y otras ocasiones. Tanto el Ritual Romano como el Pontifical Romano disponen que se repitan las tres primeras invocaciones. La música para esta letanía figura en el suplemento musical. Las invocaciones las cantan (o recitan) los cantores o el sacerdote; las respuestas, todos.
Impondrán las manos sobre los enfermos y todo les irá bien. Que Jesús, Hijo de María, Señor y Salvador del mundo, por los méritos y la intercesión de sus santos apóstoles Pedro y Pablo y de todos sus santos, os muestre favor y misericordia.
Oración para pedir protección contra el mal
por ignorancia o desconsideración, por ira o inconsciencia, por miedo a ser considerado diferente o a ser criticado. Soy consciente y rechazo todo el mal que he hecho y que he causado a toda la sociedad. De manera especial, rechazo las acciones espiritualmente contaminantes de las blasfemias, las falsas promesas y juramentos, la usura, el retraso injusto de los pagos, las injusticias, los favoritismos, las sesiones espiritistas y todas las prácticas ocultas. Cristo, el Salvador, sálvame por el poder de Tu Cruz. Amén.
P. Gabriel Amorth – El Diablo me TemeVolver al principioConsagración a María para la ClausuraConsagración a María para la Clausura del “Tercer Ojo Oculto “Esta oración es muy eficaz, según la fe y la sinceridad de cada uno, para eliminar la vulnerabilidad psíquica de las personas al mundo preternatural de los espíritus inmundos, tanto si esta vulnerabilidad fue alcanzada por prácticas ocultas y/o por espíritus de lo oculto descendientes de antepasados que se dedicaron a la brujería y a la hechicería.
Oh Inmaculada y Amantísima Virgen María, Madre de Dios y Madre mía, que estuviste presente en la crucifixión y muerte de tu Hijo Jesús en la colina del Calvario, ten piedad de mí, tu hijo (tu hija). Ten piedad de este pobre y doliente cuerpo mío acosado y reprimido por el Maligno. Por los méritos de tus dolores, concédeme alivio y consuelo. Cierra ahora mis capacidades psíquicas que he obtenido por el poder de los demonios. Renuncio a estas capacidades psíquicas y me entrego totalmente a ti. Me consagro a ti. Me ofrezco a ti. Escucha mis súplicas, queridísima Madre y Reina. Por el amor que tienes a tu Hijo Jesús que me ha confiado a tus cuidados maternales. Amén.