Oracion De Limpieza Espiritual Lazos De Amor Mariano
Oraciones

Oración de limpieza espiritual lazos de amor mariano

Maria Asunción
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Anselmo nació en la vertiente italiana de los Alpes suizos, en un lugar llamado Aosta. Pasó treinta y tres años como monje, prior y abad en la abadía benedictina de Bec, en Normandía. Con el corazón encogido, aceptó el cargo de arzobispo de Canterbury y primado de toda Gran Bretaña en 1093, y continuó en el cargo hasta su muerte, el 21 de abril de 1109. Fue un pastor inflexible pero un mal diplomático, por lo que fue exiliado dos veces de su sede episcopal. Fue mejor monje y escritor que administrador. A su pluma se deben obras como Proslogion, Monologion y Cur Deus Homo. También fue autor de Oraciones y meditaciones, una copia de las cuales envió a Matilde de Toscana en Canossa.

Evelyn Underhill consideraba a Anselmo un místico. Su biógrafo, Eadmer, da una descripción de Anselmo de pie en oración envuelto por una bola de fuego (Vita Anselmi, 25-26). Una cosa es segura, a sus contemporáneos les pareció alguien que caminaba con Dios y que podía guiar a otros de la misma manera. Anselmo, en efecto, tiene algunos consejos sobre la oración para nosotros.

Mensaje final de la Virgen a un alma californiana

Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día y perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; y no nos dejes caer en la tentación, mas líbranos del mal.

Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte.

San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla. Sé nuestra defensa contra la maldad y las asechanzas del Diablo. Que Dios lo reprenda, te rogamos humildemente, y tú, oh Príncipe de las huestes celestiales, con el poder de Dios, arroja al infierno a Satanás y a todos los espíritus malignos, que merodean por el mundo buscando la ruina de las almas.

Dios mío, de todo corazón me arrepiento de mis pecados. Al elegir hacer el mal y dejar de hacer el bien, he pecado contra ti, a quien debería amar sobre todas las cosas. Me propongo firmemente, con tu ayuda, hacer penitencia, no pecar más y evitar todo lo que me lleve a pecar. Nuestro Salvador Jesucristo sufrió y murió por nosotros. En su nombre. Dios mío, ten piedad.

Rezar el Santo Rosario por los Difuntos

El Papa San Juan Pablo II nos dice en su carta apostólica, Rosarium Virginis Mariae, que el Santo Rosario de la Virgen María tomó gradualmente “forma en el segundo milenio bajo la guía del Espíritu de Dios”. El Rosario, escribe:

[Es una oración amada por innumerables santos y alentada por el Magisterio. Sencilla pero profunda, sigue siendo, en los albores de este tercer milenio, una oración de gran significado, destinada a producir una cosecha de santidad….. El Rosario, aunque de carácter claramente mariano, es en el fondo una oración cristocéntrica. En la sobriedad de sus elementos, tiene toda la profundidad del mensaje evangélico en su integridad, del que puede decirse que es un compendio. Es un eco de la oración de María, su Magnificat perenne por la obra de la Encarnación redentora que comenzó en su seno virginal. Con el Rosario, el pueblo cristiano se sienta a la escuela de María y es llevado a contemplar la belleza del rostro de Cristo y a experimentar la profundidad de su amor. Por medio del Rosario, los fieles reciben gracia abundante, como de las mismas manos de la Madre del Redentor.  (RVM 1)

Oración Calmante, Sanar el Miedo, Preocupaciones, O Sangre y Agua

“Ninguna lengua puede expresar, ninguna mente puede comprender, cuán espantoso es el Purgatorio… Y ten por seguro que las almas tienen que pagar lo que deben hasta el último centavo. Este es el decreto de Dios para satisfacer las exigencias de la justicia”. –Santa Catalina de Génova.

Hasta el momento de la muerte, pertenecemos a la Iglesia Militante; después, entramos inmediatamente en la Iglesia Sufriente o en la Iglesia Triunfante. Y como sólo unos pocos son suficientemente inmaculados para ir directamente a la gloria, consideraremos aquí ese lugar de dolor purificador por el que, primero, deben pasar los muchos. Se trata del purgatorio, lugar o estado en el que el alma difunta es purificada de los pecados veniales no confesados y de otros pecados también confesados pero no expiados plenamente. La doctrina del purgatorio es una de las más consoladoras enseñadas por la Iglesia católica. Sin el purgatorio, ¡qué insoportable sería nuestra suerte! Por un lado, tenemos el decreto de Dios de que nada impuro puede entrar en el cielo: “Y habrá allí una senda y un camino, que se llamará el camino santo; los impuros no pasarán por él. Y éste os será camino recto” (Isaías 35:8). Por otra parte, incluso los que se esfuerzan por ser buenos acumulan mucho polvo culpable en el camino de la vida. San Pedro se pregunta qué sucederá con “el impío y el pecador”, ya que “el justo apenas se salvará” (1 Pe. 4, 18). Pero nunca ha faltado la seguridad a los fieles de que Dios creó este lugar purificador que quita del alma el último rastro de mancha y la hace apta para el cielo. Incluso los antiguos judíos realizaban sufragios por los muertos, como muestra claramente el capítulo 12 del Segundo Libro de Maquabeos.

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Oraciones de padrinos para bautizo