Oración de exorcismo en latín e inglés
Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; y perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; y no nos dejes caer en la tentación, mas líbranos del mal. Amén.
Pater Noster, qui es in caelis, sanctificetur nomen tuum. Adveniat regnum tuum. Fiat voluntas tua, sicut in caelo et in terra. Panem nostrum quotidianum da nobis hodie, et dimitte nobis debita nostra sicut et nos dimittimus debitoribus nostris. Et ne nos inducas in tentationem, sed libera nos a malo. Amén.
Ave María, llena eres de gracia. El Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
Ave María, gratia plena, Dominus tecum. Benedicta tu in mulieribus, et benedictus fructus ventris tui, Iesus. Sancta Maria, Mater Dei, ora pro nobis peccatoribus, nunc, et in hora mortis nostrae. Amén.
Oración en latín para pedir protección contra el mal
El sacerdote delegado por el Ordinario para desempeñar este oficio debe confesarse primero o, al menos, suscitar un acto de contrición y, si es conveniente, ofrecer el santo Sacrificio de la Misa e implorar la ayuda de Dios con otras oraciones fervorosas. Se reviste con sobrepelliz y estola morada. Teniendo ante sí a la persona poseída (que debe ser atada si hay algún peligro), traza la señal de la cruz sobre ella, sobre sí mismo y sobre los circunstantes, y luego los rocía a todos con agua bendita. Después se arrodilla y recita las letanías de los santos, sin incluir las oraciones que siguen. Todos los presentes responden.
Las Letanías de los Santos se utilizan en la ordenación, las Cuarenta Horas, las procesiones y otras ocasiones. Tanto el Ritual Romano como el Pontifical Romano disponen que se repitan las tres primeras invocaciones. La música para esta letanía figura en el suplemento musical. Las invocaciones las cantan (o recitan) los cantores o el sacerdote; las respuestas, todos.
Impondrán las manos sobre los enfermos y todo les irá bien. Que Jesús, Hijo de María, Señor y Salvador del mundo, por los méritos y la intercesión de sus santos apóstoles Pedro y Pablo y de todos sus santos, os muestre favor y misericordia.
Oración de exorcismo de San Benito en latín
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La oración de San Miguel Arcángel es una poderosa oración que todo católico debería conocer de memoria. Es una oración especialmente necesaria en los tiempos que vivimos. Hay enemigos fuera y dentro, a los que nada les gustaría más que destruir la Iglesia y borrar todo rastro de cristianismo del planeta.
San Miguel, por el poder de Dios, está singularmente cualificado para encargarse del diablo y sus demonios. Después de todo, por el poder de Dios, expulsó a Satanás del cielo cuando se rebeló contra Dios.
Del mismo modo, los poderes mundanos de hoy en día son lo suficientemente orgullosos como para creer que pueden destruir la Iglesia y el Reino de Dios. Sus creencias son reforzadas cuando los lideres de la Iglesia capitulan y reafirman sus creencias malvadas. Estos lideres no entienden que cuando resistimos a Satanas, nos hacemos mas fuertes y el y sus demonios se debilitan.
Oración de exorcismo de San Miguel en latín
Se supone que llegar al Infierno es fácil. Sin embargo, si se hace un repaso a la cultura popular, parece una tarea bastante difícil. Una parte no desdeñable de esta dificultad es la necesidad de saber latín para llegar allí.
Al principio de la Tragedia del Dr. Fausto, de Christopher Marlowe, encontramos a Fausto en su estudio extasiado con los tipos de aprendizaje disponibles para los simples humanos. Abriendo libros de teología, medicina y derecho, los desecha y, tras afirmar que los Analíticos de Aristóteles le habían cautivado, cambia de rumbo y dice que son la magia y la nigromancia las que ocupan su alma.
Tal vez deberíamos inclinarnos más a pensar que su famoso pacto ya había sido alcanzado para dotarle del tipo de polimatía heroica que podría abarcar tres temas tan dispares y aparentemente interminables. Pero Fausto está cansado de lo meramente humano, y decide consultar con Cornelius y Valdés, dos diletantes de lo demoníaco, sobre el procedimiento para invocar espíritus del Infierno. Estos dos personajes le dotan de los conocimientos de prestidigitación necesarios, pero sorprende que alguien con una erudición aparentemente tan ilimitada necesite ayuda para iniciarse en este arte. No obstante, le proporcionan la fórmula de conjuro necesaria y, más tarde que de noche, Fausto gasta una buena cantidad de aliento en su invocación en latín de Mefistófeles: