¿Quién es el santo patrón de una muerte pacífica
En la catequesis de la semana pasada, inspirada también en San José, reflexionamos sobre el significado de la comunión de los santos. Y a partir de ahí, hoy quiero profundizar en la especial devoción que el pueblo cristiano ha tenido siempre por San José como patrón de la buena muerte. Una devoción nacida del pensamiento de que José murió cuidado por la Virgen María y Jesús, antes de abandonar la casa de Nazaret. No hay datos históricos, pero como ya no vemos a José en la vida pública, se piensa que murió allí en Nazaret, con su familia. Y Jesús y María le acompañaron hasta su muerte.
Hace un siglo, el Papa Benedicto XV escribió “por José vamos directamente a María, y por María al origen de toda santidad, que es Jesús”. Tanto José como María nos ayudan a ir a Jesús. Y alentando las prácticas piadosas en honor de San José, recomendaba una en particular, diciendo: “Puesto que es merecidamente considerado como el más eficaz protector de los moribundos, por haber expirado en presencia de Jesús y de María, será preocupación de los sagrados Pastores inculcar y alentar aquellas piadosas asociaciones que se han establecido para implorar a José en favor de los moribundos, como las ‘de la Buena Muerte’, del ‘Tránsito de San José’ y ‘para los Moribundos’”. (Motu proprio Bonum sane, 25 de julio de 1920): eran las asociaciones de la época.
Oración por una muerte santa
Oh bienaventurado José, que moriste en los brazos de Jesús y de María, alcánzame, te lo suplico, la gracia de una muerte feliz. En esa hora de espanto y angustia, asísteme con tu presencia y protégeme con tu poder contra los enemigos de mi salvación. En vuestras sagradas manos, vivos y moribundos, Jesús, María, José, encomiendo mi alma. Amén.
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Novena de San José por una muerte feliz
Oh mi adorable Creador, te pido la mayor de todas tus gracias, es decir, una santa muerte. Por mucho que haya abusado hasta ahora de la vida que me diste, concédeme la gracia de terminarla en tu santo amor.
Haz que muera, como Jesús en la Cruz, con los más vivos sentimientos de odio al pecado, de caridad hacia Ti, oh Padre celestial, y de perfecta resignación en mi agonía. Padre santo, en tus manos encomiendo mi espíritu. Ten piedad de mí.
Oh Dios mío, soberano Señor de la vida y de la muerte, que, por un decreto inmutable para el castigo del pecado, has determinado que todos los hombres deben morir, mírame humildemente arrodillado ante tu temible Majestad, resignado y sumiso a esta ley de tu justicia. Con todo mi corazón detesto mis pecados pasados, por los cuales he merecido mil veces la muerte; y por esta causa acepto la muerte en reparación de mis pecados y en obediencia a tu santa voluntad. Sí, gran Dios, envía la muerte sobre mí donde Tú quieras, cuando Tú quieras y de la manera que Tú quieras. Mientras tanto, aprovecharé los días que te plazca concederme, para desprenderme de este mundo y romper toda atadura que me mantiene esclavizado a este lugar de destierro, y prepararme para comparecer con segura confianza ante tu tribunal. Por eso me entrego sin reservas en las manos de tu Providencia paternal. Que se haga tu divina voluntad ahora y siempre. Amén.
Oración a san josé
Oh Glorioso San José, te elijo hoy como mi patrono especial en vida y en la hora de mi muerte. Conserva y aumenta en mí el espíritu de oración y el fervor en el servicio de Dios. Aleja de mí toda clase de pecado; haz que mi muerte no me sobrevenga de improviso, sino que tenga tiempo para confesar sacramentalmente mis pecados y lamentarlos con el más perfecto entendimiento y la más sincera y perfecta contrición, para que pueda exhalar mi alma en las manos de Jesús y de María. Amén.