Motivos de oración por las mujeres

El poder de una mujer que reza

Es una virtud que las mujeres recen en congregación con otros musulmanes, ya sea otro grupo de mujeres o una congregación entera en la mezquita. No hay justificación en el Islam para impedir que las mujeres, en circunstancias ordinarias, recen en la mezquita y se beneficien de las enseñanzas que en ella se imparten.

Sin embargo, existe un desacuerdo entre los eruditos sobre si es mejor en general que las mujeres recen en casa o en la mezquita, aunque la suma de las pruebas indica que el beneficio de rezar en uno u otro lugar depende de las circunstancias.

Los eruditos están de acuerdo en que no es obligatorio que las mujeres acudan a la mezquita para rezar, lo que pretende facilitarles el cumplimiento de sus obligaciones religiosas y familiares. También hay varias circunstancias en las que es claramente mejor que las mujeres recen en casa.

Por ejemplo, a una esposa que cuida de varios hijos le resultaría difícil acudir a la mezquita para las oraciones diarias. Puede tener problemas para evitar que sus hijos molesten a los demás fieles, o puede tener otras obligaciones en casa que le obliguen a rezar en su hogar, o puede ser peligroso para ella desplazarse sola a la mezquita.

Citas de mujeres que rezan

1. La mundanalidad. Aunque vivimos “en el mundo” [Juan 17:11], también se nos ordena “no amar al mundo ni nada de lo que hay en el mundo.” ¿Por qué? Porque “si alguno ama al mundo, el amor al Padre no está en él. 16 Porque todo lo que hay en el mundo -los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida- no proviene del Padre, sino del mundo. 17 El mundo y sus deseos pasan, pero el que hace la voluntad de Dios vive para siempre” [1 Juan 2:15-17]. Conclusión: la preocupación por las cosas del mundo puede disuadirnos de orar.

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Solución: Pídele a Dios que te ayude a superar la mundanalidad. Pídale como el salmista: “Aparta mis ojos de las cosas inútiles” [Sal 119:37]. Toma decisiones difíciles para deshacerte de los deseos mundanos que obstaculizan tu vida espiritual. No vale la pena aferrarse a ellos. A la larga, sólo traen culpa y miseria.

2. Ocupación. La oración requiere tiempo. Es un hecho. Cuando uno está ocupado y no me refiero a ocupado con cosas que son absolutamente esenciales, sino ocupado con cosas que son inútiles o incluso pueden ser buenas, pero no tan esenciales como uno piensa, la oración pasa a un segundo plano.

El poder de una mujer que reza resumen

Padre Dios, gracias por tus palabras de vida, tus palabras de sabiduría, tus palabras de instrucción. Concédeme entendimiento con la ayuda del Espíritu Santo. Revélame todo lo que has prometido. Enséñame, Señor. Una mujer que ora se prepara con la Palabra de Dios. Ella va a la batalla no solo por ella misma sino por aquellos que la rodean-familia, amigos, compañeros de trabajo, miembros de la iglesia.

Señor, hoy me visto con tu armadura. Me pongo el yelmo de la salvación para proteger mi mente renovada.  La coraza de justicia protege mi corazón.  El cinturón de la verdad se abrocha a mi alrededor para que pueda estar firme cuando el día se pone difícil. Llevo zapatos de paz para los que me voy a encontrar. Llevo el escudo de la fe para desviar lo que el enemigo me lance.  La espada de la palabra me permite matar la mentira, la duda y el miedo. Ve delante de mí, mi comandante en jefe, y yo te seguiré.La mujer orante es consciente de que, al igual que Dios la persigue, también lo hace el enemigo. Se rodea de un ejército de mujeres que hablan de su vida, le dan sabios consejos y le rinden cuentas espiritualmente.

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Una mujer que reza es una mujer peligrosa

Las mujeres rezan más que los hombres. La encuesta Pew U.S. Religious Landscape Survey de 2008 reveló que dos tercios de las mujeres encuestadas rezan a diario, mientras que menos de la mitad de los hombres lo hacen. La encuesta de Pew fue inusualmente amplia, con más de 35.000 estadounidenses, pero ya se han encontrado antes diferencias de género en la frecuencia de la oración (en particular por Paloma y Gallup en 1991). De hecho, la observación es tan común que entre los evangélicos se oye repetir como un tópico.

¿Por qué rezan más las mujeres? Algunos argumentan que es porque las mujeres son más conservadoras, que se atienen más a la tradición, mientras que otros creen que es porque las mujeres se sienten más responsables de la salud y el bienestar de sus familias que los hombres.

Como antropóloga que estudia el comportamiento religioso, tengo una explicación diferente: Las mujeres rezan más porque se sienten más cómodas con su imaginación, y para rezar hay que usar la imaginación.

Que quede claro. No estoy sugiriendo que Dios sea un producto de la imaginación. Más bien estoy señalando que para conocer a Dios íntimamente, es necesario utilizar la imaginación, porque la imaginación es el medio que los humanos deben utilizar para conocer lo inmaterial. Esto, por cierto, lo sabían muy bien los padres de la Iglesia. Para Agustín, el camino hacia Dios pasaba por la mente. Es nuestra época peculiar la que equipara la imaginación con lo frívolo y lo irreal. Por eso los cristianos contemporáneos a veces se ponen nerviosos ante la palabra imaginación. Pero no deberían. C. S. Lewis sabía tan bien que la imaginación era un camino hacia Dios que tituló un capítulo de Mero cristianismo “Finjamos”. “Finjamos”, escribe Lewis, “para convertir el fingimiento en realidad”.

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