Oración ala virgen de la caridad

Historia de Nuestra Señora de la Caridad

La oración es comunión con Dios. La oración puede ser pública o personal, oral o silenciosa. Los salmos son oraciones que cantamos; han formado parte de la oración comunitaria de la Iglesia desde los primeros días de la Iglesia. La oración es comunicación con un Dios que nos ama y desea relacionarse con nosotros.

Jesús nos enseña la importancia de la oración. Los Evangelios recogen diecisiete ocasiones en las que Jesús se tomó un tiempo para orar. En las Escrituras, Jesús reza a menudo, por la mañana y por la noche. Reza durante los acontecimientos críticos de su vida y reza antes de atender a los necesitados. Jesús es un modelo de oración para nosotros.

Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día, y perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; y no nos dejes caer en la tentación, mas líbranos del mal. Amén.

Dios te salve, María, llena eres de gracia. El Señor está contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Fiesta de Nuestra Señora de la Caridad

Como Hijas de la Iglesia, nuestra relación con Dios se nutre de la tradición vicenciana en la que nos formamos y vivimos. Está enraizada en las Escrituras, en tiempos reflexivos de silencio, en la oración personal y comunitaria, en la liturgia, en la Eucaristía, en la vida sacramental y las enseñanzas de la Iglesia, en los escritos de San Vicente de Paúl y Santa Luisa de Marillac y en nuestro contacto con los vulnerables y los pobres.

“Quiero que todos lleguéis a ser santos. Estamos llamadas a imitar su vida, no sólo como cristianas, sino también como personas elegidas por Dios para servirle en la persona de los pobres” (Carta de Santa Luisa a Sor Ana Hardemont, 29 de agosto de 1648).

Las Hijas de la Caridad tienen una sólida vida de oración que se alimenta con la lectura de las Escrituras, la Eucaristía y la Liturgia de las Horas, los momentos de oración comunitaria y la contemplación personal y la oración con María, especialmente a través de la Medalla Milagrosa.

Milagros de Nuestra Señora de la Caridad

Conoce la oración a la Virgen de la Caridad del Cobre, para que le pidas lo que necesites y que siempre te cuide y te guíe ante la adversidad. Aprende sobre la Energía Espiritual, todo lo relacionado con ella y la mejor forma de rezarle a esta virgen.

Cuando te encuentres pasando por un inconveniente, adversidad, preocupación, malestar o que requieras algo para las personas que están muy cerca de ti, puedes rezar la oración a la Virgen de la Caridad del Cobre.

Esta virgen es una de las advocaciones de la Virgen María, por lo que puedes pedirle lo que deseas, sobre todo si te encuentras ante una adversidad importante. Ten siempre fe en que ella te ayudará, guiará y protegerá.

Es interesante antes de conocer la oración a la Virgen de la Caridad del Cobre, lo relacionado con su historia. Sobre todo porque es una Virgen muy poderosa, milagrosa y a la que muchos acuden a pedirle ayuda cuando más lo necesitan.

Ella se apareció hace muchos años en los mares que se encuentran en la zona norte de la isla país de Cuba, situada en el continente americano. Su aparición se debió a que ayudó a unos marineros que le pidieron gran ayuda.

Significado de Nuestra Señora de la Caridad

Llevas en tu nombre, Virgen de la Caridad, la memoria de Dios que es Amor, la memoria de los mandamientos nuevos de Jesús, la evocación del Espíritu Santo: el amor derramado en nuestros corazones, el fuego de la caridad enviado en Pentecostés sobre la Iglesia, el don de la plena libertad de los hijos de Dios.

Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Viniste a visitar a nuestro pueblo Y quisiste quedarte con nosotros Como Madre y Señora de Cuba, en nuestro peregrinar por los caminos de la historia.

Tu nombre y tu imagen están grabados en el corazón y la mente de todos los cubanos, dentro y fuera de la Patria, como signo de esperanza y centro de comunión fraternal. Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra.

Vela por nuestras familias, protege a nuestros jóvenes y a nuestros niños, consuela a los que sufren. Sé la madre de los fieles y de los pastores de la Iglesia, modelo y estrella de la nueva evangelización.

¡Madre de la reconciliación! Reúne a tu pueblo disperso por la tierra. Haz de nuestra nación cubana una casa de hermanos y hermanas, para que este pueblo abra de par en par su mente, su corazón y su vida a Cristo, único Salvador y Redentor, que vive y reina con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos.