Breve oración por la medalla milagrosa
La Medalla de la Inmaculada Concepción, comúnmente llamada Medalla Milagrosa, fue revelada a la humilde hija de San Vicente de Paúl, Santa Catalina Labouré, por Nuestra Señora en 1830. Durante sus días de postulante, Santa Catalina recibió favores extraordinarios, como visiones del corazón de San Vicente de Paúl y manifestaciones diarias de Nuestro Señor en el Sacramento de Su Amor, pero fue hacia el final de aquel memorable año de 1830 cuando fue bendecida con las tres apariciones de María Inmaculada, a las que debemos la Medalla Milagrosa.
Las apariciones relativas a la Medalla fueron todas muy parecidas; su naturaleza, por tanto, puede conocerse a partir de un resumen del relato de Santa Catalina sobre la visita celestial que recibió el 27 de noviembre. El anverso de la Medalla representa a María de pie sobre la tierra, con el pie aplastando la cabeza de una serpiente y las manos extendidas hacia todos los que piden su ayuda. La oración que la rodea contiene uno de sus títulos más preciosos: “Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti”. Los rayos de luz que brotan de sus manos simbolizan las gracias que Ella desea conceder a quienes confían en Ella.
¿Cuál es la oración de curación de Santa María?
María, madre mía enséñame a comprender mi sufrimiento como tú y a soportarlo en unión con el sufrimiento de Jesús. En tu amor maternal, calma mis temores y aumenta mi confianza en el cuidado amoroso de Dios. Según el plan de Dios, obtén para mí la curación que necesito.
¿Cómo se reza para obtener una curación milagrosa?
Señor, por favor, sana mi corazón roto. Lléname con la paz y la alegría que sé que sólo puede venir de Ti durante este tiempo difícil. Camina a mi lado durante mi viaje hacia la curación y la recuperación que sé que es posible sólo a través de Tu poder. En el nombre de Jesús, Amén.
¿Cómo se bendice la Medalla Milagrosa?
Dios todopoderoso y misericordioso, que por las muchas apariciones en la tierra de la Inmaculada Virgen María te complaciste en obrar milagros una y otra vez para la salvación de las almas; derrama bondadosamente tu bendición + sobre esta medalla, para que todos los que devotamente la lleven y la reverencien experimenten el patrocinio de María Inmaculada y …
Novena de oración por la Medalla Milagrosa
Oh Inmaculada Virgen María, Madre de Nuestro Señor Jesús y Madre nuestra, penetrados de la más viva confianza en tu todopoderosa e infalible intercesión, manifestada tantas veces a través de la Medalla Milagrosa, nosotros, tus amados y confiados hijos, te imploramos que nos obtengas las gracias y favores que te pedimos durante esta novena, si son beneficiosos para nuestras almas inmortales y para las almas por las que oramos.
Tú sabes, oh María, cuántas veces nuestras almas han sido santuarios de tu Hijo que odia la iniquidad. Consíguenos, pues, un profundo odio al pecado y una pureza de corazón que nos una sólo a Dios, para que todos nuestros pensamientos, palabras y obras tiendan a su mayor gloria. Consíguenos también un espíritu de oración y abnegación para que recuperemos con la penitencia lo que hemos perdido por el pecado y lleguemos finalmente a esa morada bendita donde eres la Reina de los ángeles y de los hombres.
Oh Inmaculada Virgen María, Madre de Nuestro Señor Jesús y Madre nuestra, penetrados de la más viva confianza en tu todopoderosa e infalible intercesión, manifestada tantas veces por medio de la Medalla Milagrosa, nosotros, tus amados y confiados hijos, te imploramos que nos obtengas las gracias y favores que te pedimos durante esta novena, si son beneficiosos para nuestras almas inmortales y para las almas por las que oramos.
Reglas para llevar la medalla milagrosa
Todo comenzó en 1830 en la capilla de las Hijas de la Caridad de la Rue du Bac, cuando María se apareció a Sor Catalina Labouré. Era un momento de la historia en que el mundo necesitaba urgentemente un signo concreto de cercanía. Jesús envió a María para mostrar ese amor, ese signo de cercanía a la persona humana.
Por eso, querida mamá, te he traído una Medalla Milagrosa que será para ti una gran fuerza, una fuente de fortaleza, un refugio, porque una madre, como María, sufrió y entregó todas sus lágrimas a su hijo y ha permanecido con nosotros hasta el final. Por eso, para vosotros ofrece mucha esperanza.
Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
Medalla milagrosa para imprimir
La Madre Teresa de Calcuta, famosa por la misión mundial de caridad que inició en 1946, utilizaba una sencilla “herramienta” como símbolo de esa caridad: la “Medalla Milagrosa”. Era habitual ver a la Madre coger un puñado de esas medallas, besarlas y repartirlas entre los pobres. Cuando se corría la voz de que la Madre Teresa había llegado a la ciudad, se formaban colas ante sus conventos. Uno a uno, recibía a jóvenes y ancianos, enfermos y necesitados, laicos y clérigos, importantes e insignificantes. Rara vez se marchaba alguien sin que la Madre le pusiera en la mano una Medalla Milagrosa.
En su última visita al South Bronx de Nueva York en junio de 1997, sentada en una silla de ruedas menos de tres meses antes de su muerte, la Madre acunaba una cesta llena de estas medallas en su regazo. Sus hermanas iban rellenando la cesta mientras la Madre entregaba cantidades considerables a cada sacerdote que la saludaba después de la Misa. Era digna de mención la reverencia con la que trataba estos sacramentales religiosos, y la seriedad con la que sugería que se utilizaran como instrumentos para difundir el mensaje de amor del Evangelio.