Oración de San Gregorio por los difuntos
… “Si Mi pueblo, que lleva Mi nombre, se humilla y ora y busca Mi presencia y se convierte de sus malos caminos, Yo mismo oiré desde el Cielo y perdonaré sus pecados…” (2 Cr. 7:14) – “Verás que en la oración encontrarás más conocimiento, más luz, más fuerza, más gracia y virtud de lo que jamás podrías conseguir leyendo muchos libros, o mediante grandes estudios. No consideres nunca como perdido el tiempo que empleas en la oración. Descubrirás que en la oración Dios te comunica la luz, la fuerza y la gracia que necesitas…” (Sor Lucia dos Santos)
Nacido hacia 540, Gregorio era prefecto de Roma cuando renunció al mundo y entró en un monasterio hacia 575. Fue ordenado diácono y enviado en misión papal a Constantinopla entre 580 y 585. Se convirtió en Papa en 590. Se convirtió en Papa en 590. Era la época de los ataques bárbaros a Roma; se ocupó de los pobres y los refugiados, entró en contacto con los bárbaros y envió misioneros a Inglaterra. Sus escritos son extensos, sobre todo los comentarios a las Escrituras. Sus liturgias, recogidas en el Sacramentario Gregoriano, han influido hasta nuestros días.
¿Cuál es la oración de los santos por los enfermos?
Oh Beato San Roque, Patrono de los enfermos, ten piedad de los que yacen en un lecho de sufrimiento. Tu poder era tan grande cuando estabas en este mundo, que por la señal de la Cruz, muchos fueron curados de sus enfermedades. Ahora que estás en el cielo, tu poder no es menor.
¿Cuál es la oración a San Gregorio el Milagrero?
Oh santo San Gregorio, confesor y sacerdote del Señor, te ruego que intercedas por mí ante Dios nuestro Señor, para que, purificado de todo vicio, le agrade en todo y me conceda la paz que poseen todos sus siervos. Amén.
¿Cuál es la oración más poderosa para sanar?
tócame ahora con tus manos sanadoras, pues creo que tu voluntad es que yo esté bien de mente, cuerpo, alma y espíritu. Cúbreme con la preciosísima sangre de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, desde la coronilla de mi cabeza hasta la planta de mis pies.
Oración ortodoxa antioquena por los enfermos
San Gregorio Taumaturgo, también conocido como San Gregorio de Neocaesarea, es el patrón de las causas desesperadas, las inundaciones, las causas olvidadas, las causas imposibles y las causas perdidas. Está lleno de maravillas y milagros.
Oh santo San Gregorio, confesor y sacerdote del Señor, te ruego que intercedas por mí ante Dios nuestro Señor, para que, purificado de todo vicio, pueda agradarle en todas las cosas, y me conceda la paz que poseen todos sus siervos.
Nacido en el seno de una rica y distinguida familia pagana. Formado en derecho y retórica en su juventud. Cuñado del gobernador romano de Palestina. El padre murió cuando Teodoro tenía 14 años. Originalmente planeaba estudiar en la facultad de derecho de Beirut, pero cuando llegó a Cesarea con el séquito de su cuñado, Palestina, se encontró con Orígenes, director de la escuela catequética de Alejandría. Tanto él como su hermano Atenodoro abandonaron la idea de estudiar derecho, se hicieron alumnos de Orígenes y se convirtieron al cristianismo; Teodoro cambió su nombre por el de Gregorio. Estudió filosofía y teología durante siete años con Orígenes. Regresó al Ponto hacia 238.
Oraciones ortodoxas por los enfermos y moribundos
En su epístola, el Apóstol Santiago nos enseña que, cuando alguien entre nosotros está enfermo, los fieles deben llamar a los ancianos (es decir, a los presbíteros) de la Iglesia para que recen por el enfermo y lo unjan con aceite en el nombre del Señor. Al igual que en la historia de los cuatro amigos fieles que bajaron al paralítico hasta Nuestro Señor Jesucristo por el tejado (cf. Mc 2, 1-12; Lc 5, 17-39), son las oraciones fieles de toda la Iglesia las que conceden la curación, que va acompañada del perdón de los pecados, porque la salud espiritual está a menudo relacionada con la salud física.
Uno de los siete Misterios principales (comúnmente, pero erróneamente, denominados “sacramentos”) de la Iglesia Copta Ortodoxa es el Misterio de la Unción de los Enfermos, también conocido como el Misterio de las Lámparas, porque los primeros cristianos encendían siete lámparas y utilizaban el aceite santificado para ungir a los enfermos y curarlos. En la actualidad, el aceite se vierte en un plato y se sumergen en él siete hilos. El número siete significa la plenitud del Espíritu Santo en la Iglesia (Is 61,1-3).
Siete oraciones de San Gregorio
Así como la unción por el Espíritu Santo completa el sacramento del bautismo, la extrema unción es el complemento y la culminación de la penitencia. La penitencia restaura la justificación perdida por el pecado, la extrema unción quita la enfermedad dejada por el pecado; “quita ese estado que podría ser un obstáculo para revestirse de la gloria de la resurrección”; y, como todo sacramento nos hace hombres en algún aspecto como Cristo, “así nos hacemos por la extrema unción semejantes a Cristo resucitado porque será dada a los moribundos como signo de la gloria venidera en la que todo lo mortal será despojado de los elegidos” (Alberto Magno). Según la enseñanza de grandes teólogos, la santa unción hace que el hombre que se encuentra en el umbral de la eternidad y coopera lealmente con la gracia del sacramento esté preparado para entrar directamente en la Visión Beatífica.
Que este sacramento se dispusiera para los enfermos con el fin de fortalecerlos y prepararlos para un feliz tránsito al más allá fue durante siglos parte indiscutible de la tradición. Las antiguas oraciones que acompañaban a la unción de los enfermos son prueba de ello. La Iglesia sólo tuvo que ocuparse oficialmente del aspecto doctrinal cuando surgieron cuestiones particulares o aparecieron errores. Por esta razón, los primeros documentos tratan más bien de la cuestión del ministro y de los ritos externos. Sólo cuando la Reforma negó la sacramentalidad de la extrema unción y su institución por Cristo, se exigió al Concilio de Trento una exposición más exacta.