Poderosa oración al espíritu santo
“Este es el misterio de Pentecostés: El Espíritu Santo ilumina el espíritu humano y, revelando a Cristo crucificado y resucitado, indica el camino para parecerse más a Él, es decir, para ser ‘imagen e instrumento del amor que brota de Cristo'”. (Benedicto XVI, 4 de junio de 2006)
Querido Padre, en nombre de mi Señor Jesucristo, te pido que suscites en mí la plenitud de tu Espíritu Santo. Ayúdame a crecer en mi relación con la Tercera Persona de tu Santísima Trinidad y a vivir en su poder y utilizar sus dones.
Señor Jesús, Tú prometiste: “El Consolador, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, os enseñará todas las cosas y os recordará todo lo que yo os he dicho” (Juan 14, 26). Ayúdame a recordar que no lo sé todo, y que eso está bien, porque el Espíritu Santo lo entiende todo. Lléname del Espíritu Santo y de su comprensión de todo lo que sucede en mi vida.
Oh Espíritu Santo, Jesús le pidió al Padre que me diera el Espíritu de la Verdad (Juan 14:17). Ayúdame a reconocerte en las Escrituras. Abre mi mente para que comprenda Tus verdades, y abre mi corazón para que acepte Tus verdades con fe, incluso antes de llegar a comprenderlas correctamente.
Oración al espíritu santo pidiendo ayuda
Espíritu de sabiduría y entendimiento, ilumina nuestras mentes para percibir los misterios del universo en relación con la eternidad. Espíritu de recto juicio y valentía, guíanos y haznos firmes en nuestra decisión bautismal de seguir el camino de amor de Jesús. Espíritu de conocimiento y reverencia, ayúdanos a ver el valor duradero de la justicia y la misericordia en nuestro trato cotidiano con los demás. Que respetemos la vida mientras trabajamos para resolver los problemas de la familia y de la nación, de la economía y de la ecología. Espíritu de Dios, enciende nuestra fe, esperanza y amor en nuevas acciones cada día. Llena nuestras vidas de asombro y admiración ante tu presencia que penetra toda la creación. Amén.
Oh Espíritu Santo, Tú eres la Tercera Persona de la Santísima Trinidad. Tú eres el Espíritu de verdad, de amor y de santidad, que procede del Padre y del Hijo, y es igual a Ellos en todas las cosas. Te adoro y Te amo con todo mi corazón. Enséñame a conocer y a buscar a Dios, por quien y para quien he sido creado. Llena mi corazón de un santo temor y de un gran amor hacia Él. Dame compunción y paciencia, y no me dejes caer en el pecado.
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Respira en mí, oh Espíritu Santo,para que todos mis pensamientos sean santos.Actúa en mí, oh Espíritu Santo,para que también mi trabajo sea santo.Atrae mi corazón, oh Espíritu Santo,para que no ame sino lo que es santo.Fortaléceme, oh Espíritu Santo,para defender todo lo que es santo.Guárdame, pues, oh Espíritu Santo,para que siempre sea santo. Amén.
Oh Espíritu Santo,hazte presente,y desde el cielo derrama tu consuelo sobre los que te esperan;santifica el templo de mi cuerpo,y conságralo como morada tuya. Alegra con tu presencia a las almas que te desean. Haz que la casa sea apta para ti, el Habitante: adorna tu aposento y rodea el lugar de tu descanso con todas las virtudes; expulsa todo lo que sea impío y manantial de corrupción; y haz que esta alegría sea permanente y duradera: continúa la renovación de tu criatura para siempre en belleza inmarcesible. Amén.
Oh Espíritu Santo, anhelo entrar en la Casa de Dios, donde moras en tu fuerza, en tu sabiduría y en tu amor. Allí te adoran siempre los santos y los ángeles; y allí te sirven tus siervos y ven tu rostro. Todo es inútil, salvo poseerte a ti y ver tu divinidad, pues tú lo llenas todo en todo. tú eres Dios sobre todo, bendito por los siglos de los siglos. Siempre es una alegría oculta en mi alma que seas lo que eres. Te alabo y te bendigo por tu gran gloria. Llévame, oh Amor increado, a la ciudad del monte Sión celestial, de donde no salen más los que entran.
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El Espíritu Santo es la tercera persona de la Santísima Trinidad, tan activo en el mundo de hoy como siempre. La Biblia dice que el Espíritu Santo creó el mundo (Génesis 1:2), condujo a Jesús al desierto (Mateo 4:1), viene a nosotros en la Confirmación (Hechos 8:18), e intercede por nosotros en suspiros que no podemos entender (Romanos 8:26). Recuerda siempre que la Iglesia enseña que el Espíritu Santo es una persona, como Jesús, y como Dios Padre, lo que significa que es un ser con voluntad e intelecto. El Espíritu Santo no es una fuerza genérica, como el rayo o el amor. El Espíritu Santo ES UNA PERSONA.
Entonces, ¿por qué la mayoría de la gente no busca al Espíritu Santo? Es porque la mayoría de la gente piensa que recibimos el Espíritu Santo en el Bautismo y la Confirmación, y eso es todo. Gran error. Nuestros pecados afectan negativamente el poder del Espíritu Santo en nuestras vidas. Nuestros cuerpos son templos del Espíritu Santo (1 Corintios 6:19). La confesión, junto con un firme propósito de enmienda para no volver a pecar, restaura nuestra relación con el Espíritu Santo, pero desde luego no está de más invitar personalmente al Espíritu Santo a que se apodere de nuestras vidas y nos inspire de vez en cuando. La Iglesia católica patrocina seminarios sobre la vida en el Espíritu, en los que se aprende a alabar a Dios y se invoca al Espíritu Santo para que cambie nuestras vidas. Esto implica la imposición de manos (Hechos 6:6) por parte de los ministros al final del seminario. La imposición de manos para recibir al Espíritu Santo es muy bíblica. Hechos 9:17 dice